Este domingo hablamos de... Joanne Kathleen Rowling
Joanne Kathleen Rowling nació cerca de Bristol, en Gran Bretaña.Debido al trabajo de su padre, Peter, ingeniero de la compañía Rolls-Royce, su familia tuvo que cambiar de residencia en varias ocasiones durante la infancia.
Lectora y escritora precoz, entusiasta aficionada a devorar novelas para adultos, a los seis años ideó un conejo que tuvo el honor de ser su primer héroe en un cuento que tituló Rabbit. Joanne hizo amigos entre el vecindario; uno de ellos se llamaba Ian Potter. Aficionada a adoptar nombres extraños para los protagonistas y lugares de sus novelas, muchos años después, tomó prestado ese apellido para dar vida a su famoso personaje.
Joanne K. Rowling se matriculó en la Universidad de Exeter, donde estudió francés, con los títulos de lengua y literatura francesas todavía relucientes. Tras este breve período de formación empezó a trabajar como secretaria, pero pronto descubrió que el orden y la rutina no iban con ella. Varias experiencias frustrantes la llevaron a dejarlo todo a los veintiséis años y a abandonar el país con la intención de enseñar inglés en el extranjero.
En Lisboa disfrutó enseñando su lengua materna a alumnos portugueses y tuvo bastante tiempo para escribir, su verdadera vocación. Allí conoció y se enamoró de Jorge Arantes, con quien, un año más tarde, tuvo una hija a la que llamó Jessica «en honor a una brigadista británica que había luchado en la guerra civil española», según afirmó en una entrevista. Pese al feliz acontecimiento, el matrimonio no prosperó y pronto acabó en divorcio.
Madre de una niña pequeña y sola en un país extranjero, Joanne decidió regresar a Gran Bretaña y se instaló en la ciudad escocesa de Edimburgo, cerca de su hermana Dianne, donde llegó con la firme intención de acabar y publicar una novela sobre un tal Harry Potter, personaje infantil con poderes mágicos, cuyas andanzas había imaginado bastante tiempo atrás durante un interminable viaje en tren entre Manchester y Londres.
La persona que hizo posible que muchos niños y adolescentes prefiriesen leer un libro a pasar las horas muertas delante del televisor es una tímida británica que se propuso escribir siete entregas de la serie, que equivalen a los cursos que el protagonista debe superar en la escuela de magia y hechicería a la que asiste cuando se escapa de la horrible realidad cotidiana en casa de sus mezquinos tíos.
Según algunos críticos literarios, la autora logró crear en sus novelas una inquietante atmósfera atractiva a los ojos de lectores de muy diversa condición y edad, a partir de influencias reconocibles en los libros de escritores británicos como Enid Blyton, Richmal Crompton o Roald Dahl.
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