Muere Jose Saramago
José Saramago será incinerado el domingo en Lisboa, la ciudad en cuyo Ayuntamiento quedará instalada mañana la capilla ardiente. El escritor portugués falleció hoy en torno a las dos menos cuarto (hora peninsular española) a los 87 años en su residencia de Tías (Lanzarote). Hasta días antes de su muerte, el Premio Nobel trabajaba ya en una nueva novela, Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas. Ese título, tomado de un verso de su paisano Gil Vicente, recoge la historia de un obrero de una fábrica de armas. Lleva escritas alrededor de 30 páginas, según sus editores.
La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera, el relato de una epidema que convierte en ciegos a los habitantes de una ciudad -Fernando Meirelles la llevó al cine en 2008 con Julianne Moore como protagonista- abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago.
Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el sistema democrático o la idea de la muerte. Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: "¿qué pasaría si?" Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas era qué pasaría si la gente dejase de morir. José Saramago sabía que había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un escritor de novelas.
En la última novela de Saramago, Caín se convierte en un guía privilegiado que aporta su particular lectura sobre los principales episodios bíblicos, desde el sacrificio de Isaac por Abraham, la ira de Moisés en el monte Sinaí o el Diluvio Universal. A ojos de Caín, Dios se presenta como un ser caprichoso y tirano, que en realidad revela una visión demoledora y trágica del ser humano que lo inventó.
Se va Saramago, el hombre que nos previno contra una destructora epidemia de ceguera. Y en estos tiempos su adiós parece un símbolo. El primer Premio Nobel que recibió la lengua portuguesa ha sido un referente para toda la izquierda del planeta. Saramago no dejó jamás de implicarse en todos los asuntos sociales y políticos.Quizá por su activismo eligió como compañera desde hace 25 años a la también periodista sevillana Pilar del Río.España y Portugal unidos en un matrimonio que a Saramago le habría gustado llevar hasta el altar de lo político."El hombre que se atrevió a decir no", ése podría ser un buen epitafio para él. En estos tiempos en los que, más que nunca, nos obligan a decir que sí.
La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera, el relato de una epidema que convierte en ciegos a los habitantes de una ciudad -Fernando Meirelles la llevó al cine en 2008 con Julianne Moore como protagonista- abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago.
Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el sistema democrático o la idea de la muerte. Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: "¿qué pasaría si?" Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas era qué pasaría si la gente dejase de morir. José Saramago sabía que había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un escritor de novelas.
En la última novela de Saramago, Caín se convierte en un guía privilegiado que aporta su particular lectura sobre los principales episodios bíblicos, desde el sacrificio de Isaac por Abraham, la ira de Moisés en el monte Sinaí o el Diluvio Universal. A ojos de Caín, Dios se presenta como un ser caprichoso y tirano, que en realidad revela una visión demoledora y trágica del ser humano que lo inventó.
Se va Saramago, el hombre que nos previno contra una destructora epidemia de ceguera. Y en estos tiempos su adiós parece un símbolo. El primer Premio Nobel que recibió la lengua portuguesa ha sido un referente para toda la izquierda del planeta. Saramago no dejó jamás de implicarse en todos los asuntos sociales y políticos.Quizá por su activismo eligió como compañera desde hace 25 años a la también periodista sevillana Pilar del Río.España y Portugal unidos en un matrimonio que a Saramago le habría gustado llevar hasta el altar de lo político."El hombre que se atrevió a decir no", ése podría ser un buen epitafio para él. En estos tiempos en los que, más que nunca, nos obligan a decir que sí.
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